Tomarse unas vacaciones suele ser el sueño secreto de todo empleado que se precie de tal. Durante las interminables ocho horas de oficina, la mayoria nos imaginamos fuera de alli, libres, en una lejana playa donde escuchamos el mar mientras disfrutamos de la brisa que trae el fin de la tarde.
Tal vez lo peor sea cuando nos dan la posibilidad de ver para afuera y nos damos cuenta que los dias son hermosos pero nosotros, por culpa del trabajo, no podemos salir ni siquiera cinco minutos a disfrutarlos (siempre hay algo para hacer o un jefe empeñado en molestarnos con tareas que bien podrian esperar cinco minutos).
Entonces idealizamos las vacaciones, diciendonos que una vez que estaremos allí realmente disfrutaremos la vida, sin encerrarnos nunca entre cuatro paredes, demasiado ocupados en caminar de aqui para alla, siempre al sol y al aire libre que tanto nos falto durante el resto del año.
Sin embargo, la realidad es que la mayoria de las personas no podemos cumplir con esos cometidos porque nuestro estado fisico no nos lo permite y, despues de un dia donde, literalmente, nos caminamos todo, descubrimos que apenas si podemos dar un paso, un momento que puede arruinar la mejor de las vacaciones.
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